Mercorsur y la silla vacía francesa
En Notre-Dame, Emmanuel Macron no tuvo la oportunidad de decirle a Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europa, lo que piensa del recién firmado acuerdo entre Mercorsur y la UE. Los franceses vuelven a estar en pie de guerra contra el libre comercio y amenazan con impedir la ratificación de un tratado que beneficia a millones de ciudadanos de las dos orillas del Atlántico. Los sucesivos gobiernos de París, desde la puesta en marcha de las Comunidades Europeas, han defendido sus intereses nacionales sin ambages. En 1965 el general De Gaulle boicoteó el funcionamiento de las instituciones europeas durante unos meses para proteger la financiación de su agricultura, en la famosa crisis de la silla vacía. El pacto con el que se resolvió mantuvo el consenso como regla de toma de decisiones en el Consejo hasta 1987. En 1994 Francia volvió a cargar contra una iniciativa europea, la puesta en marcha de la Organización Mundial del Comercio, pero los tiempos del veto individual habían pasado y solo consiguió buenas palabras. Ahora, Macron busca una minoría de bloqueo contra el acuerdo con Mercosur. Italia podría inclinar la balanza.
Uno de los argumentos que esgrime el presidente francés es su propia debilidad política, después de que los partidos en los extremos hayan derribado a Michel Barnier. Este nuevo tratado de libre comercio, sostienen sus asesores, acelerará la descomposición de su segundo mandato y la llegada al poder del Frente Nacional.
Hay dos derivadas importantes más. Por un lado, Alemania impulsa y celebra el acuerdo con Mercosur, lo que deja a la relación franco-germana bajo mínimos, sin la cual es difícil impulsar la agenda europea por mucho que Von der Leyen se crezca. Por otro lado, hemos entrado en una nueva era geopolítica de rivalidades en la que el libre comercio global está en retirada. Este tratado de libre comercio ayuda a los europeos a seguir pesando en una parte del mundo que todavía reconoce sus raíces occidentales. Sabemos cuál es la alternativa: China acaba de firmar un buen número de acuerdos con Brasil para estrechar su relación económica.