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Un meteoro sin estela

ABC | | 2 minutos de lectura

Hoy, la primera vuelta de las elecciones legislativas en Francia aclarará si el partido de Marine Le Pen está más cerca de gobernar. Su candidato a primer ministro, Jordan Bordella, busca un gran respaldo popular para mandar en un gobierno de cohabitación. Las encuestas son favorables a los ultraderechistas, beneficiados por el apoyo de parte del centroderecha, y con el viento a favor tras la reciente victoria en los comicios europeos. En el otro extremo, el Nuevo Frente Popular, que ha engullido a los socialistas, intenta movilizar a los ciudadanos contra Marine Le Pen.

Sin embargo, la táctica que perfeccionó Macron en el pasado ya no funciona tan bien.

Le Pen ha evolucionado hasta presentarse hoy como una política conservadora, aceptable para muchos votantes que no se identifican con sus orígenes ideológicos. No llega en su metamorfosis tan lejos como la italiana Giorgia Meloni, pero promete que Francia cumplirá con Bruselas y mantendrá el control del gasto y la deuda pública, a diferencia de la extrema izquierda. Comparte, no obstante, con las huestes de Jean-Luc Mélenchon la idea central de afirmar la soberanía francesa frente a una larga lista de riesgos internos y globales.

Si la segunda vuelta el 7 de julio otorga finalmente una amplia mayoría a la ultraderecha, asistiríamos a la muerte política de Macron. En su trayectoria vital el joven político ha encarnado al héroe romántico que se enfrenta a la sociedad y lucha contra un sistema injusto. Siempre ha querido emular a Napoleón, quien con veintidós años definió en su primer discurso cuál era la tarea de los grandes hombres: «Ser meteoros destinados a quemarse para iluminar su siglo». Pero tras el fracaso en las elecciones europeas, Macron se habría equivocado al leer el campo de batalla. Se le reprocharía además no haber realizado la tarea más difícil de cualquier gobernante, preparar su sucesión y salir bien del poder. No sería capaz de alargar el ciclo político centrista que, con enorme mérito y contra todo pronóstico, inauguró en 2017, y legaría un problema mayúsculo a una Unión Europea que necesita avanzar en muchos frentes.