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Demócratas cercados por el miedo

El Correo | | 3 minutos de lectura

Hace unas horas en Atlanta el presidente Biden ha perdido el primer debate, que puede convertirse en el único de la campaña. Sólo haciendo el esfuerzo de escuchar con atención sus argumentos y réplicas durante noventa minutos, uno encuentra sensatez y buen conocimiento de todos los asuntos sobre los que trata. Pero el aspirante demócrata ha hablado demasiado deprisa, sin energía y con dificultad, ha mostrado pequeños lapsus y, en definitiva, ha proyectado una imagen de debilidad muy preocupante. La pregunta ahora no es si su salud le permite estar cuatro años más en la Casa Blanca, sino si puede resistir cuatro meses de intensa campaña electoral.

Enfrente, Donald Trump ha sabido aprovechar la situación, no ha interrumpido y se ha dedicado a repetir argumentos sencillos y apocalípticos, muchas veces fundados en mentiras, sobre inmigración, guerras, economía, aborto y crimen, todo ello con convicción y sin alterarse. Ha conseguido convertir el debate en un referéndum sobre la capacidad de Joe Biden para gobernar, en vez de una elección entre visiones del mundo opuestas. Los demócratas habían pedido este debate temprano en junio para relanzar su campaña y han conseguido todo lo contrario. 

Para reemplazar a Biden lo más sencillo sería que él mismo renuncie a continuar la campaña, algo improbable porque su entorno más cercano le anima a seguir -posiblemente ellos son los verdaderos adictos al poder- con el argumento banal de que sólo el actual presidente ha vencido a Trump en unas elecciones. Una solución más complicada es que la Convención de Chicago de agosto se emancipe y descabalgue al presidente, a pesar de haber ganado las primarias.
Pero la reacción inicial de los notables de esta formación política es cerrar filas y negar la evidencia. El gobernador de California, Gavin Newsom, que acompañaba al equipo del presidente en Atlanta, ha expresado esta opinión ante las cámaras mientras sonreía abiertamente cuando muchos le preguntaban si iba a sustituir a Biden.

Como ha observado Janan Ganesh, el partido se ha convertido en algo parecido a la corte de Versalles. Hasta hoy, nadie se atreve a decirle al rey Sol la verdad y prefieren vivir en la hipocresía y respetar el protocolo antes de salvarse de una derrota en las elecciones del 5 de noviembre. En el fondo, los demócratas tienen miedo a ganar y se abrazan a un fatalismo y una resignación que no sólo les daña a ellos. El regreso de Trump a la Casa Blanca es una amenaza a la democracia estadounidense y, todavía más, a la estabilidad global del planeta, en un momento muy delicado de las relaciones internacionales.