Aliados indispensables
Madeleine Albright acuñó la idea de que EE.UU. seguía siendo la nación indispensable. A pesar de los achaques de la superpotencia norteamericana, sin ella la estabilidad global no estaba asegurada. La alternativa de un mundo multipolar que facilitase el ascenso de China no parecía nada deseable. Pero los países occidentales que hoy buscan tejer una relación estratégica con Washington deben ser entendidos también como aliados indispensables.
Solo a través del fortalecimiento de una red de democracias es posible contener a la coalición de dictaduras cada vez más perfectas y coordinadas. Como siempre ocurre, todos los aliados son indispensables, pero algunos lo son más que otros. Es el caso de Alemania y Japón, dos grandes potencias económicas que han desarrollado una relación especial con EE.UU., una vez que el Reino Unido se ha disparado en pie con el desdichado Brexit.
Hace unos días, el primer ministro japonés Fumio Kishida visitó Washington y junto al presidente filipino Marcos afirmó estar dispuestos a cooperar con EE.UU. para frenar el expansionismo de Pekín en el mar de la China meridional. Japón ha decidido duplicar su presupuesto de defensa y teje una nueva relación con Corea del Sur, superando la enemistad histórica. Kishida habló en el Congreso y, en referencia a la posibilidad de un nuevo mandato de Trump, advirtió con humor británico «detecto ciertas dudas subterráneas sobre cuál debe ser vuestro papel en el mundo».
En el caso alemán, a los pocos días de la invasión rusa de Ucrania Olaf Scholz anunció un giro histórico en la política de defensa de su país. Desde entonces la inversión en armamento, principalmente estadounidense, se ha multiplicado, aunque la debilidad del Gobierno tripartito no le ha permitido avanzar con más rapidez. Además, la industria alemana depende de sus inversiones en China y Scholz se resiste a las presiones estadounidenses para reducir esta presencia. De hecho, estos días el canciller visita Pekín para reforzar los lazos económicos, tras grabar su primer mensaje en la red social china Tik Tok, en el que tranquilizó a sus votantes al asegurarles que no pensaba hacer baile alguno.