Tarde para lamentarse
Si Donald Trump gana las elecciones, el Partido Demócrata empezará a buscar culpables esta misma semana. Joe Biden será el primero, por su obstinada insistencia en volver a presentarse. Su tardía retirada solo se produjo cuando por fin fue evidente para millones de votantes que no reunía las condiciones de seguir adelante. Si hubiese dado un paso atrás hace un año, Kamala Harris no sería la candidata y otro aspirante, posiblemente un centrista con más experiencia de gobierno, competiría con mejores posibilidades de victoria. Contaría con la legitimidad de vencer en unas primarias. Habría disfrutado de más tiempo de confrontar al candidato republicano, movilizar a los votantes y darse a conocer.
Harris sigue siendo una incógnita, una funcionaria del partido que ha improvisado una campaña y con mérito lucha contra el fatalismo reinante en un partido que debería haber hecho más para frenar a Trump. Todavía es posible que dé la sorpresa y gane, porque la ventaja del republicano en los Estados indecisos es mínima y esta vez el voto oculto puede ser el de las mujeres. Entonces tanto ella como Biden pasarán a la historia como arrojados defensores de la democracia en Estados Unidos.
El otro sitio donde tendríamos que hacérnoslo mirar si gana Trump es Europa. La democracia en Estados Unidos puede sobrevivir a cuatro años más del magnate neoyorquino en la Casa Blanca. Hay suficientes pesos y contrapesos en el legislativo, los Estados, el poder judicial, los medios y una sociedad civil envidiable. Pero los europeos no estamos preparados ni hemos querido estarlo. Seguimos dando por hecho que Washington frenará a Vladímir Putin y hará frente por nosotros a las demás amenazas de un mundo cada vez más peligroso. Al mismo tiempo, sabemos que Trump no mantendrá una OTAN fuerte, que garantice nuestra seguridad, y que su aislacionismo deja el campo libre a la proyección global de los autócratas, algunos admirados por el neoyorquino. Europa se expone a sufrir una división mayor si vence el republicano. Un sálvese quien pueda, en vez de una respuesta conjunta que acelere la adquisición de capacidades en seguridad y defensa.