IA-organización: el futuro de la empresa
En los años sesenta, surgió la célebre Ley de Conway, citada en un libro muy popular en los ambientes tech, The Mythical Man-Month. Esta ley sostiene que los sistemas informáticos diseñados para una organización inevitablemente reflejan su estructura interna. Con el tiempo la teoría ha evolucionado en el sentido de que es la tecnología la que determina la estructura y la operativa de una organización. Durante los sesenta y setenta, las tecnologías crearon organizaciones jerárquicas muy descentralizadas. La comunicación, limitada al correo y al teléfono, era lenta, por lo que las decisiones debían tomarse de manera autónoma. Luego llegó internet y lo cambió todo: nos brindó comunicación casi instantánea, no solo de uno a uno; también a muchos y de muchos a muchos. Y permitió que tareas humanas se trasladaran a software, integrándose en plataformas de gestión.
Esta revolución tecnológica dio lugar a empresas más planas y ágiles, donde la toma de decisiones se centralizaba en mayor medida. Fue la era en la que se decía que el mundo es plano (parafraseando a Thomas L. Friedman), ya que todas las organizaciones se parecían y las distancias, tanto físicas como jerárquicas, parecían haberse acortado. También fue el momento álgido de la globalización, cuando países como China se percibían a la vuelta de la esquina.
Hoy vivimos otra disrupción de proporciones similares o mayores: la disrupción de la inteligencia artificial generativa. ¿Cómo serán las nuevas empresas? ¿Cómo afectará esta tecnología a la estructura y la cultura organizativas? Hay dos grandes transformaciones en juego. La primera es que cada vez más funciones y decisiones se trasladan a software, creando un core digital. Ventas, asesoría, diagnósticos médicos, seguimiento académico, procesos legales… Tareas que siempre hemos considerado humanas pasarán a ejecutarse por la IA en este core digital. La segunda transformación es en la estructura organizativa. La jerarquía se irá aplanando aún más mientras asistimos al nacimiento de una co-inteligencia, de humanos e IA. Este modelo híbrido permitirá decisiones más rápidas, basadas en datos y de una precisión sin precedentes. Veremos organizaciones más tecnificadas, más pequeñas, pero con una capacidad de escalar inimaginable hasta ahora.
William Gibson decía que “el futuro ya está aquí, pero no está distribuido de manera uniforme”. El nuevo core ya está apareciendo en forma de pilotos. Y algunas de las nuevas organizaciones, ya están allí, son empresas como Tesla, BYD, OpenAI, SpaceX, DJI, Nvidia, TSMC, Xiaomi, Starlink... Otras, menos visibles, también están entre nosotros, avanzando a una velocidad que antes hubiera parecido imposible. Todas ellas compiten en un terreno donde la IA, la innovación, la rapidez y la escala son clave, incluso para los actores de menor tamaño.
Recordemos que esto es solo el principio. Gran parte de la IA generativa que alimentará la IA-organización del futuro, las apps y los agentes está aún por inventar.