Artículos

El efecto Trump en la COP29

Expansión | | 5 minutos de lectura

Estos días se celebra en Bakú (Azerbaiyán) la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2024 (COP29), que reúne a cerca de 50.000 delegados, entre ellos representantes gubernamentales de todos los estados miembros de la ONU, diplomáticos, altos funcionarios, periodistas, científicos del clima, líderes sindicales, expertos en políticas ambientales, lobistas de empresas energéticas, representantes de ONG, activistas y líderes indígenas. 

El objetivo general es evaluar el progreso de los países en sus compromisos medioambientales y conseguir que los estados acuerden e implementen planes ambiciosos para abordar el cambio climático y evitar que el calentamiento global supere los 1,5 °C para finales de este siglo. Los avances fundamentales para que la COP29 se considere un éxito se centrarán básicamente en cuatro puntos:

  • Financiación climática: disponer de una escala global de financiación climática que se aproxime al billón de dólares por año (no a los 100.000 millones hasta ahora apalabrados), que responda a las necesidades reales de los países en desarrollo, que especifique el marco temporal de implementación y las condiciones de su provisión y que se enfoque en el impacto y los resultados. La posición de Trump, sin embargo, podría volver a ser reacia a aportar cantidades significativas, especialmente, si esto implica transferencias en forma de donaciones enlugar de préstamos. Eestados Unidos, siendo uno de los máximos emisores de gases de efecto invernadero, tiene un papel decisivo en este compromiso. 
  • Compromisos nacionales: establecer un ambicioso y efectivo cumplimiento de compromisos climáticos nacionales donde las grandes potencias sean ejemplares y se conviertan en tractores de las demás. Si bien la Unión Europea ha liderado iniciativas ejemplares, la posible falta de apoyo de Estados Unidos afectaría el grado de exigencia que otros países podrían aplicar en sus propios compromisos.
  • Mostrar avances reales en el logro de los objetivos establecidos en las COP anteriores: abandono de los combustibles fósiles, triplicación de energías renovables, duplicación de la eficiencia energética, construcción de sistemas alimentarios resilientes, mejoras en el uso de la tierra y los bosques y rápida transición al transporte con bajas emisiones en carbono. 
  • Fondo de Respuesta a las Pérdidas y Daños: conseguir el rápido y pleno funcionamiento de este fondo, crucial los países más vulnerables, que sufren ya el impacto del cambio climático. 

    Con todo, el tema central de discusión será el primer punto: el compromiso (relativo) de aumentar la financiación climática para ayudar a los países de bajos ingresos a realizar una transición rápida hacia economías sin emisiones de carbono y para ayudar a las comunidades más afectadas a adaptarse a los efectos del cambio climático. 

    La financiación es decisiva para resolver los tres temas estrella de la cumbre: mitigación, adaptación y actuación ante pérdidas y daños. Ahora, además, habrá que añadir el tema crucial de la pérdida galopante de biodiversidad (discutido en la COP16 de Cali). 

    No sólo ha sido dificilísimo hasta ahora fijar un objetivo financiero ambicioso, sino que los países ricos (incluida la Unión Europea) se han resistido a aceptar su responsabilidad legal y moral como máximos emisores de gases de efecto invernadero (diferenciando entre pagar indemnizaciones y realizar aportaciones“voluntarias”)y han evitado concretar los plazos de entrega de estos fondos y especificar su naturaleza (donaciones vs. préstamos)

Adaptación 

Miremos a futuro. Losesfuerzos prioritarios de mitigación de emisiones tenían especial sentido cuando todavía estábamos a tiempo de prevenir el cambio climático. Sin embargo, como hemos podido comprobar con la DANA de Valencia, la crisis medioambiental va muy en serio y el cambio climático ya está aquí. No es que se nos acabe el tiempo para la acción, es que el tiempo ya se acabó. Por eso, una buena parte de los esfuerzos financieros deberán también destinarse a una rápida adaptación de nuestras sociedades y a canalizar ayudas para los colectivos que ya están siendo directamente afectados por las disrupciones medioambientales.

Entre todos hemos cometido el error de creer que era preferible optar por el crecimiento y la rentabilidad en vez de por la regeneración y la sostenibilidad. Ahora comprobamos que las emergencias climáticas impactan directamente en nuestras economías y que vamos a necesitar billones de euros para implementar las respuestas adecuadas. Lo barato (no hacer nada) ha salido caro y la insostenibilidad climática se ha convertido en insostenibilidad económica.

En anteriores cumbres ha quedado claro que muchos participantes contrarios a la justiciaclimática hanperfeccionado su capacidad para presionar e interferir en los procesos, ralentizando así cualquier avance en la reducción del uso de combustibles fósiles. A esto se suman las profundas tensiones geopolíticas entre algunas de las principales superpotencias mundiales, que, en los últimos años, han desviado la atención de los temas clave de la agenda climática.

El nuevo “meteorito” sobre la COP29 es el “efecto Trump”. Los presagios no pueden ser positivos. El objetivo oficial de la cumbre climática de este año se centra en la necesidad de “invertir hoy para salvar el mañana”.

En realidad, vamos a intentar adaptarnos lo mejor que sepamos a un mañana que será totalmente distinto del que queríamos salvar