Artículos

La ola de Kamala Harris

El Correo | | 3 minutos de lectura

Los europeos nos jugamos mucho en las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos. Si Donald Trump consigue volver a la Casa Blanca, la superpotencia occidental dejará de ser un proveedor imperfecto de estabilidad global y la garantía de seguridad que ofrece al Viejo Continente quedará debilitada. Autocracias como Rusia y China aprovecharán el repliegue norteamericano para extender sus áreas de influencia. 

Hasta hace un mes, la victoria republicana era muy probable. Pero el relevo de Joe Biden por Kamala Harris ha dado la vuelta a la campaña electoral. En pocas semanas, los demócratas se han movilizado y han conseguido crear una ola muy favorable en torno a una vicepresidenta sin muchos méritos conocidos que ahora representa el cambio, la juventud y la esperanza. Si los comicios fuesen mañana Harris derrotaría al magnate neoyorquino. 

Una de las claves de este ascenso imparable es el asesoramiento del expresidente Barack Obama. En su discurso de aceptación en la convención de Chicago, la candidata no se ha presentado como la primera mujer destinada a ocupar la presidencia y tampoco ha subrayado su ascendencia afroamericana y asiática. En cambio, ha enfatizado su patriotismo, su pertenencia a la clase media y sus credenciales como antigua fiscal general de California. Ha prometido crear una economía de oportunidades, con mejor acceso a la vivienda, rebajas fiscales para los que más las necesitan y medidas contra la inflación, un asunto en el que Biden no remontaba. Sin estridencias, la candidata se ha puesto del lado de la mayoría de las mujeres que no quieren limitaciones al aborto.

En el plano internacional, Harris ha prometido seguir apoyando a Ucrania y trabajando con los miembros de la OTAN, así como conseguir un final de la guerra de Gaza que no debilite a Israel pero que permita proteger a los palestinos. Todo indica que está dispuesta a continuar la política de realismo y de regreso al mundo que ha liderado Biden. 

En los dos meses largos que quedan hasta las elecciones puede pasar cualquier cosa. Los ataques republicanos se recrudecerán y será presentada como una candidata del ala izquierda demócrata, desconectada de problemas como la inmigración y ajena a las dificultades económicas de muchos trabajadores.

Desde que saltó al ruedo, Harris no ha dado una verdadera rueda de prensa y todos sus gestos e intervenciones están calculados para evitar errores. El debate con Trump el 10 de septiembre será otra prueba de fuego. Pero el aspirante republicano no tiene la energía y la disciplina de antaño y la ola de entusiasmo demócrata que hemos visto en Chicago puede durar.