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'Bonjour' inestabilidad

ABC | | 2 minutos de lectura

No se espera que el partido de Marine Le Pen alcance una mayoría absoluta este domingo en la segunda vuelta de las elecciones legislativas. El cordón sanitario conseguirá frenar la ola ultraderechista, aunque la retirada de candidatos de la izquierda y el centro de forma táctica es rechazada por muchos votantes. La formación de Le Pen se mantendrá como la más votada y su líder estará más cerca de suceder a Emmanuel Macron. En las próximas semanas, será difícil formar un gobierno. Es posible que el presidente designe un gabinete técnico, con o sin el visto bueno de Le Pen.

Asistimos al resultado de un movimiento anti-elites, que crece desde que vimos a los chalecos amarillos arrasar París. Al miedo de no mantener derechos se une a una sensación extendida de decadencia, en una Francia mucho más diversa y desigual. El legado de Macron es el crecimiento arrollador de los partidos de los extremos, que impugnan la democracia liberal. Al final, no ha sabido crear una formación de centro que perdure. Su aportación ha sido ganar tiempo, pero se ha disparado en el pie con la decisión de convocar elecciones anticipadas y abrir la puerta al caos.

La verdadera división política francesa ya no es izquierda-derecha sino un país abierto o cerrado y esta segunda opción ganará hoy claramente. Le Pen ha conseguido ser más aceptable para el votante conservador, y se ha convertido en presidenciable. Pero mientras se «des-diaboliza» como explica ella, o se «meloniza», imitando a la primera ministra italiana, su partido defiende posiciones pro-rusas, anti-alemanas y anti-estadounidenses.

Choca con los fundamentos de la integración europea y entiende los retos que plantea la inmigración como una gran emergencia para la cual solo hay soluciones radicales. En el caso de Jean-Luc Mélenchon, el líder de la extrema izquierda, el enemigo externo también es la Unión Europea, seguida de la OTAN y una globalización económica injusta, a la que se combate con un enorme simplismo afirmando la soberanía francesa. La inestabilidad en la política francesa está servida y su reflejo en la Unión Europea será más división y parálisis.