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Aumentar las energías renovables

La Vanguardia - Dinero | | 3 minutos de lectura

La Unión Europea pretende que en 2050 los procesos de absorción del dióxido de carbono (CO2) hayan sido tan intensos que lo quede en la atmósfera sea puramente residual. Los Acuerdos de París son muy estrictos.

El Club de Roma y Naturgy dan dado a conocer que los ingenieros forestales propusieron hace años sembrar bosques para captar el CO2 con el auspicio de la UE y la administración española. Y lo están haciendo.

En las ciudades, la difusión de los coches eléctricos está evitando que aumente la contaminación por los gases tóxicos, pero para algunos en Barcelona el atraque de los cruceros de turismo sigue siendo uno de los factores contaminantes. En Estados Unidos, los autobuses que conducen a los escolares de primaria a sus colegios deben transportarse mediante autobuses que no emiten CO2. La ley lo exige a todos los condados y sus escuelas.

Sembrar árboles para absorber las emisiones de CO2 no es una tarea fácil si para el año 2050 deberíamos tener emisiones cero. Los ayuntamientos no tienen dotaciones suficientes, pero Bruselas puede financiar una parte y las energéticas pueden contribuir con el resto. Sabemos que los bosques y las selvas son importantes reservas de CO2. Depende de las especies de árboles, pero por término medio absorben 24,6 kg de CO2 al año.

Como consecuencia de la guerra de Ucrania y el bloqueo de los suministros de petróleo que aplicó Rusia, para la UE es necesario aumentar las renovables y hacerlo de forma más rápida. La eólica y la energía solar generaron una quinta parte de la electricidad de Europa (22%), superando por primera vez al gas (20%) y el carbón (16%), aunque Alemania constituye un caso especial. España fue, tras Alemania, el país de la UE que más energía solar produjo: en 2022 aumentó un 21% respecto a 2021. La potencia instalada en eólicas es mayor, pero su ritmo de expansión es más lento.

Pero, ¿qué ocurre en el caso de Catalunya? La industria pide suministros de energía a pie de fábrica. Pero los planes urbanísticos de la mayoría de los pueblos no permiten que se instalen molinos de viento en las cercanías de las poblaciones. Y no ha sido posible instalarlos en las cimas de los montes o en zonas que coinciden con cultivos próximos a lo que serían torres gigantescas con aspas que podrían perjudicar los cultivos. Nadie concibe que la Costa Brava pueda tener gigantescos molinos de viento como los que han instalado los países del Mar del Norte, a partir de la industria eólica de Dinamarca. Podría haberlos tenido Galicia, pero los resultados electorales fueron contrarios a tener una empresa pública que aprovechara las fuertes ráfagas de viento y las abundantes fuentes hidráulicas.