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Un reencuentro necesario

El Correo | | 3 minutos de lectura

La llegada de los laboristas al Gobierno del Reino Unido puede tener importantes consecuencias para el futuro de la relación entre los británicos y el resto de los europeos. Es cierto que el fracaso de los partidarios del ‘brexit’ no significa que la pulsión nacionalista que animaba sus políticas haya desaparecido. El ala antieuropea del Partido Conservador solo ha sido diezmada y sigue activa. La extrema derecha busca sustituirla: ha cogido impulso con un discurso xenófobo que alimenta manifestaciones y desórdenes. Sin embargo, los laboristas tienen ante sí la oportunidad de liderar un reencuentro europeo que beneficiaría a los ciudadanos de todo el continente.

El Reino Unido no solo era la primera potencia militar y la segunda economía de la Unión. Aportaba al proyecto de integración unas capacidades globales sobresalientes y una visión liberal favorable al imperio de la ley y a la globalización económica. Los británicos se han ido de la UE justo cuando más oportuna hubiera sido su aportación para navegar un mundo en cambio. La invasión de Ucrania ha marcado el inicio de una nueva era de rivalidades, donde sobresale la confrontación entre el bloque chino-ruso y Estados Unidos y sus aliados. La seguridad, entendida desde una óptica nacional o regional, se ha convertido en la principal preocupación de los Estados, por encima de la prosperidad.

La mayoría de nuestros flemáticos vecinos se arrepiente ahora del ‘brexit’ y ha votado por un Gobierno que ha prometido mejorar la relación con la Unión y sus miembros. Bruselas ya no es el enemigo externo, al que se culpa de todos los males. El primer ministro Keir Starmer se ha puesto manos a la obra y se ha acercado a Olaf Scholz, con el que ha acordado una iniciativa de defensa común, y a Emmanuel Macron, con quien ha impulsado la cooperación contra la inmigración ilegal, un asunto que también ha tratado con Giorgia Meloni. En Washington ha negociado de tú a tú con Joe Biden permitir que los ucranianos utilicen misiles de largo alcance británicos y estadounidenses contra objetivos en territorio ruso.

Este rápido despliegue internacional del ‘premier’ para recuperar la reputación de su país confirma que el Reino Unido sigue teniendo la mejor diplomacia del mundo. Si gana Donald Trump las elecciones de noviembre y Estados Unidos retorna al aislacionismo, el papel de los británicos para garantizar la seguridad de Europa del Este podría ser fundamental. No obstante, dependerá de que el Gobierno de Starmer consiga mejorar la economía, y sanear las cuentas públicas, lo que permitiría aumentar la inversión en seguridad y defensa.