La psicología de la escasez
Se han agotado las linternas y los hornillos de gas, así como los camping gas. Ha vuelto a suceder. Es el fenómeno social del pánico a la escasez. Las noticias sobre las subidas de la luz y el gas han constituido el gran foco mediático de estas últimas semanas. El asunto explotó del todo cuando la semana pasada Argelia anunció el cierre del gasoducto del Magreb, por el cual llega una cuarta parte del gas natural que consumimos. Se explica a la ciudadanía que no va a haber problema de desabastecimiento y que acudiremos, aunque salga más caro, a los buques metaneros. En realidad, el año pasado ya nos trajimos casi dos terceras partes del gas natural de consumo a través de transporte marítimo, pero bueno, por entonces no era noticia.
Los medios explican que tenemos reservas para 40 días y la gente hace la lectura errónea y contraria. Puede faltar gas. De hecho, yo creo que la gente no hace ni siquiera lecturas. No leemos las noticias en detalle. Surfeamos por la información y nos quedamos con los titulares.
Total, que un producto como el camping gas, cuyas existencias están dimensionadas para el mercado de excursionistas, se convierte de pronto en el objeto de deseo de ciudadanos presa del pánico: “Me puedo quedar sin gas”.
Como con el papel higiénico en su día. Fue de risa, la verdad. Y esto de los camping gas ya roza lo esperpéntico.
La psicología de la escasez es un fenómeno individual y social muy bien estudiado y conocido. El miedo a la escasez está más anclado en nuestros mayores, porque vivieron el desabastecimiento y la carencia real de productos básicos durante la Guerra Civil y la posguerra.
El fenómeno tiene, además, una cualidad interesante. Cuando un producto se demanda, tendemos a pensar que la motivación de quienes lo agotan es real, está fundamentada, aunque no haya en realidad riesgo alguno. Si todo el mundo quiere algo, significa que hay que tenerlo. Y no es que ya no nos informemos bien. Sencillamente, no pensamos.
La sed de los demás se convierte en nuestra sed. Es como con las modas, pero en sentido inverso. La estrategia de la escasez es tremendamente exitosa. Fue el modelo de negocio de Zara durante mucho tiempo. Colecciones de ropa de tirada limitada y a muy buen precio. Cuando se acabe, no habrá más. El consumidor compra más por miedo a perder que por deseo de tener.
Argelia cierra un gasoducto y se acaban los hornillos de gas. Increíble lo que puede la psicología de la escasez.