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Cómo mantener una actitud positiva en la oficina post pandemia

A pesar de que las medidas más duras parecen haber quedado relativamente atrás, el impacto de la pandemia en el estado de ánimo de las personas es persistente, señala Jordi Quoidbach.
Expansion | | 4 min read

Durante el confinamiento se produjo un descenso generalizado en el estado anímico de la población. En un estudio que llevé a cabo con varios coautores el año pasado descubrimos que la población general halló más dificultades para regular su estado anímico durante el largo período que permanecimos en casa por la pandemia.

A pesar de que las medidas más duras parecen haber quedado relativamente atrás, el impacto de la pandemia en el estado de ánimo de las personas es persistente. Si bien es cierto que a quien más ha golpeado esta situación es a aquellas personas que ya adolecían de una salud mental más precaria; proliferan las noticias hablando de “fatiga pandémica” y “síndrome de burnout” en la población en general.

Esta fatiga se ha hecho especialmente llamativa en el lugar de trabajo, donde mucha gente se ha encontrado con serias dificultades para mantenerse concentrada y con actitud positiva, dos aspectos claves no solo para la productividad, sino también para el propio bienestar. ¿Cómo combatir, entonces, esta fatiga y elevar nuestro estado de ánimo?

Existe una serie de estrategias basadas tanto en mi experiencia como investigador en esta área, como en estudios recientes, que se pueden aplicar fácilmente en el día a día:

- Procurar reservar todos los días un momento para realizar una tarea gratificante: una llamada a alguien querido, dedicar tiempo a un proyecto que nos apasione, etc. Aunque a priori haya quien piense que son una pérdida de tiempo, incorporar estos momentos en nuestra agenda diaria es clave para mantener la productividad, como veremos a continuación.

- Crear un círculo virtuoso: mucha gente, cuando se siente bien de ánimo, tiende a buscar actividades gratificantes que mantengan esa sensación de bienestar. Y, al contrario, al sentirse mal, se ocupan de actividades que agudizan ese sentimiento. En cambio, nuestros trabajos de investigación más recientes sugieren que para mantener una actitud positiva, debemos buscar un equilibrio: si nos sentimos fuertes de ánimo, es el momento de emprender tareas más difíciles (una llamada complicada, un informe particularmente complejo). En cambio, si acabamos de realizar alguna actividad aburrida o desagradable, debemos recompensarnos con otra actividad que nos sea grata. Para ello, siempre podremos echar mano de las actividades gratificantes que nos hemos planificado en el día, como veíamos en el punto anterior.

- Vivir el presente: son múltiples ya los estudios que avalan la eficacia del mindfulness para reducir el estrés e incrementar el bienestar. Gran parte de nuestra ansiedad viene provocada por una anticipación de lo que está por llegar. Centrar nuestro pensamiento en el presente hará que se reduzca esa tensión considerablemente.

- Mantener la comunicación y el interés por los demás: aunque las medidas de distanciamiento social nos hayan separado físicamente de nuestros compañeros de equipo, siempre podemos buscar formas de mantenernos en contacto. Una buena manera es preguntarnos cómo podemos ayudar a otras personas en nuestro ámbito de trabajo. Además de contribuir a crear un ambiente de trabajo más conectado y humano, mejorará nuestro nivel de satisfacción.

- Conectar con nuestras emociones: es importante no intentar reprimir nuestras emociones. No se trata de dejarse llevar por ellas, pero admitir nuestras emociones y aprender de ellas es fundamental para mantener una actitud positiva.

En definitiva, tras un año y medio centrados en nuestra salud física, es tiempo de prestarle la atención que requiere a nuestra salud mental. Aunque poco a poco vamos volviendo a la normalidad, es importante tener una serie de estrategias y consejos que nos ayuden en el proceso.