Hay dos soluciones básicas que se citan con frecuencia. La primera, es que los accionistas de referencia (por ejemplo, familias, inversores institucionales, gobiernos…) intervengan y exijan a los directivos los cambios que estimen oportunos. Este mecanismo hoy en día es muy visible en los “proxy fights”, donde algunos accionistas activistas cuestionan la estrategia (normalmente el perímetro de la organización) asesorados por “proxy advisors”, y la dirección y/o otros accionistas apoyan la estrategia asesorados por “proxy solicitors”, como es el caso de Georgeson que es partner en nuestro Centro de Gobierno Corporativo. O cuando un gobierno ejerce su derecho de veto para ciertas decisiones en su calidad de accionista (Golden share), o cuando una o varias familias intervienen en la gestión de la empresa familiar, por citar algunos ejemplos. La segunda solución que corrige la destrucción de valor es el mercado por el control corporativo.