Ucrania en el alero
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca pone a prueba la defensa, la economía y la democracia en Europa. Este triple ‘shock’ se manifestará de modo especial en la gestión por el nuevo presidente de la invasión de Ucrania, incluso en la larga transición antes de jurar el cargo. Si cumple su promesa electoral de presionar a los dos bandos para alcanzar rápidamente un alto el fuego y congelar el conflicto, la gran pregunta será si Estados Unidos ofrece suficientes garantías de seguridad al gobierno de Kiev.
Los precedentes de Corea y Alemania durante la Guerra Fría, dos países divididos sin tratado de paz, muestran que poner tropas sobre el terreno para impedir un nuevo conflicto tiene un alto coste. No parece que Trump apunte a esa posibilidad que le obligaría a pensar a largo plazo. Tampoco estaría a favor del ingreso en la OTAN de la Ucrania que quedase fuera del control ruso. Serían los europeos los que tendrían que hacer un esfuerzo gigante para estabilizar la frontera Este y ayudar a que la mayor parte del territorio ucraniano no se convirtiese en un Estado vasallo de Moscú o en un Estado fallido. Pero la Unión Europea y sus Estados miembros no han hecho los deberes a tiempo para poner en pie capacidades de seguridad y defensa que les permitan tomar el relevo de Washington en la gestión de una gran crisis en su vecindad.
La ampliación a Ucrania, de incierto futuro, absorbería recursos ingentes y la economía en el continente se resentiría. Los planes de convertir a la Unión en un actor geopolítico en la nueva era de las rivalidades quedarían fuertemente condicionados por este dossier. Además se normalizaría dentro de la Unión el liderazgo de los llamados hombres fuertes, por encima de la ley y la lógica democrática, frente a las organizaciones multilaterales que no son capaces de defenderse sus valores e intereses. El panorama es preocupante y se complica aún más al constatar que en Alemania y Francia no cuenta con los liderazgos necesarios para aprovechar la nueva crisis europea que viene.