Cómo la rehabilitación de edificios puede ayudar a la independencia energética y a la descarbonización de España
Peter Sweatman
26 May, 2022
Los edificios españoles suponen cerca del 30% del consumo final de energía y algo más del 20% del consumo de gas en España. Además, más de un tercio de la población española no está satisfecha con el aislamiento de su hogar. De hecho, el 51% de las primeras residencias en España fueron construidas antes de que se introdujeran los requisitos básicos de aislamiento térmico en las normas de construcción.
En 2014, las autoridades españolas remitieron un Plan Nacional de Rehabilitación a la Comisión Europea. Si este plan se hubiera ejecutado, los ahorros anuales de energía se habrían aproximado al equivalente calórico de los 3,3 millones de tep de gas ruso que España importó en 2021.
En cambio, desde 2014 y hasta 2019, la tasa real de rehabilitación de los hogares españoles se ralentizó y, con apenas un 0,08%, se sitúa por detrás de la de otros países de la UE, como Francia (1,75%) e Italia (0,77%), ninguno de los cuales llega al objetivo del 3% exigido para ajustarse a la Ola de Renovación de la UE.
Para corregir esta trayectoria y aprovechar la oportunidad que ofrece la rehabilitación en España, en este artículo se propone un Plan Marshall para los edificios españoles, que puede ejecutarse en tres pasos: Identificación, Financiación y Ejecución:
Paso 1. Identificar y orientar mejor las inversiones públicas y privadas en materia de rehabilitación:
→ Facilitar información práctica a los propietarios en aquellos edificios en que la renovación energética puede tener sentido desde el punto de vista económico, a través de instrumentos como los certificados de eficiencia energética o de estimaciones de los ahorros que podrían obtenerse de una eventual rehabilitación.
→ Optimizar el uso de las herramientas de análisis de datos basadas en aprendizaje automático e inteligencia artificial (IA) ya desarrolladas e implementadas por empresas europeas punteras en valoración de bienes inmuebles, que permiten inferir las emisiones y el consumo de energía de cualquier edificio residencial, con el fin de orientar las inversiones por parte de los prestamistas.
→ Las autoridades locales pueden hacer de “puente informativo” entre la oferta potencial de rehabilitación y la demanda: los criterios de identificación deberían compartirse proactivamente con los agentes rehabilitadores, los renovadores y los bancos locales para facilitar el procesamiento conjunto de subvenciones y préstamos para los propietarios de viviendas que cumplan los requisitos para una renovación profunda. En este sentido, las “ventanillas únicas” pueden desempeñar un papel de coordinación del proceso a escala regional y en las principales ciudades.
→ Crear y mantener una red transparente de agentes rehabilitadores acreditados, bien remunerados y de confianza.
Fase 2. Garantizar un fácil acceso a planes de financiación a largo plazo y de bajo coste:
→ Aprobar un estándar de cartera hipotecaria (MPS) tal como se define en el texto refundido de la Directiva europea sobre eficiencia energética de los edificios (EPBD) para exigir que la eficiencia energética media de la cartera de edificios financiados por los bancos cumpla unos objetivos específicos. Esta exigencia a nivel bancario contribuirá a mejorar la toma de decisiones en materia hipotecaria y a ofrecer una información clara sobre la renovación energética a los propietarios, mejorando la eficiencia en la toma de decisiones energéticas de los agentes privados y racionalizando la cadena de suministro de la rehabilitación.
→ Poner en marcha un instrumento de préstamo europeo para la rehabilitación, con financiación de cupón cero para los propietarios de rentas bajas y sin ahorros que en la actualidad no pueden obtener hipotecas. Es el caso, por ejemplo, de los jubilados y de las familias jóvenes de bajos ingresos que conforman la población laboral sin recursos.
→ Destinar fondos de recuperación y establecer objetivos para la aceleración urgente de rehabilitaciones integrales para los hogares en situación de pobreza energética, utilizando mecanismos para identificar cuáles de estos hogares se encuentran en zonas con condiciones climáticas adversas, dándoles prioridad mediante un sistema basado en subvenciones.
Fase 3. Para garantizar una ejecución eficaz y eficiente, hay una serie de áreas claves en las que los agentes rehabilitadores pueden comenzar a intervenir:
→ Dar prioridad a la resolución del problema de las “paredes huecas”, esto es, los espacios de aire de dentro de las paredes que se utilizaban históricamente en las construcciones españolas y que son un factor básico de pérdida de calor en los hogares.
→ Aislar los áticos y los suelos, que son las partes de los inmuebles en las que la intervención está más al alcance de la mano, en comparación con las paredes sin cavidades y las fachadas intrincadas.
→ Revisar los termostatos para asegurar que funcionan correctamente, reduciendo así el derroche de energía en los períodos o en las zonas de no uso, o durante la noche.
→ Establecer objetivos para fomentar el uso de bombas de calor por aire en las zonas de España con climas suaves, donde su uso es más rentable que emplear calderas de gas o de petróleo.
→ Aumentar el uso de calentadores de agua solares para aprovechar las condiciones climáticas privilegiadas de España.