Qué pasó con la desigualdad de ingreso en España durante la pandemia

Ángel Martínez Jorge
29 juny, 2023

Ideas claves

El 80% de los hogares perdieron poder adquisitivo durante la pandemia (entre 2019 y 2021) en términos reales.

En ese mismo periodo se redujo la desigualdad gracias al gran crecimiento de renta entre el 10% de hogares más pobres.

La mitad de ese incremento de renta se explica por el crecimiento de la tasa de cobertura del sistema de rentas mínimas.

 

El trienio comprendido entre los años de 2019 y 2021 ha sido probablemente uno de los más caóticos en lo que llevamos de siglo, la prepandemia, la pandemia y la postpandemia respectivamente. La ingente cantidad de políticas, titulares, anuncios y globos sonda que se lanzaron a lo largo de esos tres años hacen necesario que demos un pequeño paso atrás para tratar de entender bien cómo cambió la distribución de ingresos durante esos años y por qué. Dicho de otro modo, para ver cuál fue el saldo distributivo total de la pandemia y la postpandemia sobre los ingresos de los hogares españoles.1 El siguiente gráfico refleja lo que ha pasado en la sociedad española durante esos años. En primer lugar, ordenamos a los individuos en función de su posición en la distribución de la renta, que se determina a partir del ingreso equivalente del hogar, que tiene en cuenta la composición del mismo.2

El gráfico nos muestra la caída y la recuperación de los ingresos de los hogares en España según su posición en la distribución de la renta, dividiendo a todos los hogares en cien grupos idénticos con un 1% cada (unos 470 mil individuos en cada uno). Podemos observar siguiendo la línea roja que, durante la pandemia, fueron los hogares más pobres (el 33% más pobre) quienes perdieron ingresos como consecuencia de la crisis, mientras que para el 66% de hogares restantes el año 2020 fue un año sin un cambio significativo de la renta salvo para los miembros del top 10%, que lograron ganancias de entre el 2% y el 3%, con la notable excepción del top 1%, que perdió un 3,6%. Por su parte, la imagen del año 2021 es la opuesta, con un crecimiento de la renta mucho más acusado entre el primer tercio de los hogares más pobres, especialmente acusado entre el 10% con menos renta, que no solo logró ganar renta ese año, sino que logró recuperar todo lo perdido durante la pandemia. El saldo agregado de cada percentil entre 2019 y 2021 es especialmente positivo para los hogares pobres, especialmente entre el 5% de hogares con menor capacidad económica.

Como los primeros percentiles de la distribución aumentan considerablemente la escala, agrupemos un poco más a los hogares y veamos  el cambio entre 2019 y 2021 para los deciles (diez grupos idénticos en tamaño con el 10% de personas en cada uno: 4,7 millones aproximadamente), recordemos que un decil no es más que la agrupación de sus diez correspondientes percentiles. La historia está clara: gran parte de los hogares españoles ha visto crecer su renta entre un 5% y un 6% entre el 2019 y el 2021, pero aquellos hogares que formaban parte del 10% con menos recursos han experimentado un crecimiento muy superior, del 13%.

Antes de entrar en las causas de este gran aumento de renta para los hogares pobres, hay que matizar que estos incrementos de la renta son meramente nominales y, por tanto, no descuentan la fuerte inflación que experimentaron los hogares durante 2021. La inflación del año 2021 fue, además, una inflación sustancialmente diferente entre ricos y pobres, tal y como se muestra en este post que escribí junto a Natalia Collado. Para aproximar el efecto real y compararlo con el nominal el gráfico  siguiente deflacta la inflación que experimentó en 2021 cada decil para obtener un crecimiento de la renta en términos reales. La razón para no incluir la inflación del periodo 2019-2020 es no disponer de ese dato por deciles, y porque a buen seguro las diferencias serían mínimas considerando que la inflación media en ese periodo fue de tan solo el 0,3%. Una vez tomando en cuenta la inflación podemos ver que la mayoría de deciles pierden poder adquisitivo, con la salvedad del 10% más pobre, que continúa con unas ganancias del 5,3% en términos reales, y del top 10%, que presenta un incremento del 0,9%.

Llegados a este punto la pregunta clave parece evidente ¿Qué ha pasado entre los hogares más pobres para que hayan salido tan relativamente bien parados respecto al resto de hogares españoles? Para tratar de responder podemos observar los ingresos netos medios por hogar al año por asistencia social, una categoría que comprende esencialmente las diferentes rentas mínimas autonómicas y, a partir de 2020, por el Ingreso Mínimo Vital (IMV). Hay que destacar que estos valores son la media para todos los hogares, es decir, que incluyen a los hogares que no perciben ninguna de estas prestaciones en “cero” y, por tanto, nos ofrece una imagen de cómo ha variado la interacción de la tasa de cobertura (el porcentaje que sí recibe ayuda, es decir: que no está en cero) con el nivel medio de las prestaciones entre aquellos hogares que sí las perciben. Es decir: es una imagen del efecto completo de la política.  Los hogares que forman parte del primer decil han multiplicado por dos los ingresos medios correspondientes a asistencia social.

 

Sin embargo, nos queda por responder qué es lo que ha motivado ese incremento. ¿Un aumento en el % de hogares que cobran estas rentas mínimas/IMV (es decir, la tasa de cobertura de este tipo de ayudas)? ¿O tal vez ese % de personas se ha mantenido constante y lo que ha aumentado sea la generosidad de esas prestaciones?

Para responder realizamos una descomposición del incremento que vimos en el gráfico anterior en los dos componentes mencionados, el aumento de la tasa de cobertura de las prestaciones (margen extensivo) y el aumento de su generosidad (margen intensivo). Para ello, simplemente simulamos cuál habría sido el cambio entre 2019 y 2021 si la tasa de cobertura hubiera permanecido constante, lo que nos permite saber que parte del aumento corresponde a cada componente. En el siguiente gráfico podemos apreciar que, de los 482€ de aumento que observamos en el gráfico anterior para el decil 1, 442€ pueden explicarse por el crecimiento del porcentaje de hogares que perciben alguna de estas rentas por asistencia social. Del mismo modo, gran parte de las caídas que se observan en los tramos intermedio de la distribución también pueden atribuirse a este mecanismo, pero en forma de una caída de la tasa de cobertura.

En el siguiente gráfico puede apreciarse la magnitud del aumento de la tasa de cobertura de las rentas mínimas/IMV entre 2019 y 2021. Concretamente, en 2019 tan solo uno de cada diez hogares del primer decil recibió estas prestaciones en algún momento del año, frente al 22% dos años después. Este incremento se vio al menos parcialmente compensado por la fuerte caída relativa de las tasas de cobertura en los tramos intermedios de la distribución, particularmente entre los deciles 4 y 9. En conjunto, esto supone un reajuste del sistema de rentas mínimas en España en la dirección adecuada, focalizando las prestaciones en los hogares que más lo necesitan.

Por último, ahora que ya tenemos claras las razones del incremento de los ingresos por asistencia social de los hogares más pobres entre 2019 y 2021, conviene poner en perspectiva qué parte del incremento total de la renta de estos hogares pobres que vimos en los primeros gráficos puede explicarse por el crecimiento de los ingresos por asistencia social. Para ello, primero descomponemos el crecimiento del ingreso equivalente en las variaciones de la renta neta del hogar y las unidades de consumo medias de cada decil, con lo que comprobamos que la inmensa mayoría del crecimiento del ingreso equivalente del 10% más pobre, que vimos en el gráfico 3, viene explicado por el crecimiento de la renta del hogar: 12 puntos porcentuales de 13. En el siguiente gráfico se representa qué parte del incremento de la renta neta del hogar se explica por diferentes conceptos: rentas de mercado, pensiones, asistencia social y otras prestaciones sociales (principalmente desempleo e invalidez). Los resultados, indican que algo más de la mitad de todo el crecimiento de la renta de los hogares más pobres puede explicarse únicamente por el crecimiento de sus ingresos por asistencia social, mientras que el segundo componente más importante sería el crecimiento de las pensiones (32%) que, de nuevo, puede ser tanto por un aumento en el porcentaje  de población pensionista dentro de los hogares pobres como por un aumento en la generosidad de las prestaciones de jubilación. Por su parte, el incremento de las rentas de mercado, compuestas por los ingresos laborales y del capital, ocupan un papel residual y apenas suponen un 8% del crecimiento total de la renta de los hogares pobres, el mismo peso que el resto de las prestaciones públicas.

Todo lo anterior nos permite extraer lecciones valiosas sobre el comportamiento de los ingresos de los hogares en España en uno de los periodos más importantes de su historia reciente. Por un lado, podemos ver que, muy probablemente gracias a programas como los ERTES, el impacto final de la pandemia sobre los ingresos de los hogares fue más bien modesto, con la salvedad de los hogares más pobres. Estos, a su vez, se recuperaron con fuerza en 2021 y lograron aumentar considerablemente su renta respecto a 2019 mientras que el resto de hogares, que experimentaron un aumento considerable de ingresos en términos nominales, perdieron poder de compra cuando ajustamos por la fuerte inflación del año 2021. La descomposición del aumento de los ingresos por asistencia social  nos permite comprender mejor las causas del incremento de renta de los hogares pobres en ese periodo: fue sobre todo la mayor tasa de cobertura entre 2019 y 2021, más que el incremento en la generosidad de las ayudas, lo que contribuyó a frenar la erosión de ingresos.

Estos datos deberían tomarse como una señal de éxito del Ingreso Mínimo Vital como nueva política pública: en un momento de emergencia sin precedentes sirvió para detener la erosión de ingresos a quien más le podría haber afectado, hasta el punto de remontarlos incluso en términos reales. Pero este éxito ser puesto en contexto: si fue la mayor tasa de cobertura la responsable de dicho éxito, y si según la última información publicada por la Airef esta tasa ha retrocedido en 2022 frente a 2021 para los hogares susceptibles de recibirla, deberíamos también entender los datos aquí presentados como un motivo para priorizar el esfuerzo no sólo en parar cualquier caída en el alcance de la política, sino para, directamente, incrementarlo.

Del mismo modo estos datos nos indican que entre 2019 y 2021 se produjo un empobrecimiento generalizado en términos reales de los hogares españoles, con las excepciones del 20% y 10% de hogares con mayor y menor ingreso respectivamente. Pese a que, dadas las circunstancias, el saldo final del periodo 2019-2021 podría haber sido mucho peor, no podemos ignorar que, en 2021, la mayoría de los hogares, muchos de ellos en la parte bajan de la distribución, aún no habían recuperado el poder de compra que tenían en 2019.

Notas al pie:

1 Antes de empezar con ello, es necesario aclarar que, aunque sería del todo deseable incluir el año 2022 dentro de este análisis, como el primer año totalmente libre de las restricciones a la actividad asociadas a la pandemia, los microdatos de la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) que emplearemos tan solo llegan al año 2022, puesto que es una encuesta cuyos datos fiscales tienen dos años de retraso.

 

2 Este ingreso equivalente es una medida estándar empleada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) se calcula como la división de la renta neta de todos los miembros del hogar entre el número de unidades de consumo del hogar (definidas de acuerdo con los criterios de la OCDE). Esta definición permite tener en cuenta las economías de escala que se producen dentro de los hogares y que no se considerarían si simplemente calculásemos la renta por persona dentro de cada hogar.
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